Tock, tock. De nuevo yo.
Mi vida había cambiado mucho en el último año. No solo había entrado a la universidad, terminado con mi ‘’novio’’, tenido otro y terminando con él también, sino que había sido extremadamente feliz los primeros meses y terriblemente infeliz los últimos. ¿Quién lo diría? Las vueltas que da la vida.
Me sentía como una moneda de dos caras. Por dentro, estaba hecha polvo. A veces, no aguantaba más de un par de palabras para largarme a llorar. Pero, por fuera, aparentaba ser Miss Simpatía.
La separación de mis Jonas me había dejado hecha ovillo pidiendo a gritos ayuda. Los recuerdos volvían a mí constantemente, no podía creer que ya tenía dos meses respirando sin ellos.
Recordaba la sensación de estar asfixiada, de estar buscando aire desesperadamente, la presión en el pecho y los ojos inundados de lágrimas… me había vuelvo una Magdalena y no había mucho que pudiera hacer para cambiar eso en un futuro cercano.
Volvía a fascinarme, irónicamente, el giro que habían dado las cosas. En esta fecha, el año pasado, esperaba que mi tía llegara a mi ciudad para entregarme la entrada que mis padres habían comprado para el concierto que se realizaría en febrero. Ahora, espero que Mikey confirme que vendrá a mi ciudad porque no hay forma ni manera en la que pueda ir nuevamente a la capital en los próximos tres años, como mínimo. Ya excedí mi cupo de conciertos por un buen tiempo.
Me refugiaba en mis libros. Eran mis compañeros en todas las aventuras que se me ocurrieran emprender. Había notado, con especial fascinación, que la mayoría de los libros de mi lista tenían algo que ver con la navidad. Comenzaba leyéndolos y estaban en cualquier época del año, cuando, de repente, llegaba la navidad y le era dedicada una buena cantidad de párrafos en los que los personajes disfrutaban del invierno y de las actividades relacionadas con la fecha. Esto debía ser un complot del destino. Nunca había leído tantos libros que coincidieran en un mismo tema (lo más extraño de todo era que los había descargado con mucho tiempo de por medio: unos el año pasado, otros antes de las vacaciones de agosto y, algunos pocos, en los últimos meses). Tal vez el destino quiere darme una señal. He estado muy desganada en estas fechas. La falta de algunos seres queridos más algunas presiones externas han tenido a mi cerebro trabajando más de la cuenta.
Había hablado mucho sobre algunas decisiones futuras en estos días. Volvía el tema de mis pasantías aseguradas como escritora/redactora o lo que sea que tuviera que ver con un periódico. Honestamente, mi mente estaba centrada en mis postgrado en Literatura Hispanoamericana, la idea no había abandonado mis pensamientos desde que había sido propuesta. Dos países, los dos estrechamente unidos, los dos pidiendo a gritos mi presencia… y yo seguía poniendo ambas propuestas en la balanza. Decidí que había que darle tiempo al tiempo. Aun me quedaban unos 5 o 6 años atrapada entre libros.
Bueno, oficialmente es mi última entrada. Sentí la necesidad de correr a escribir lo que el mesversario, de una fecha que no quiero recordar, trae a mí. Después de lo sucedido aquel día, estuve mucho tiempo sin escribir y sentí como si poco a poco estuviera perdiendo la habilidad. Caminar como zombie no mantiene tus sentidos despiertos, no adviertes cambios de temperatura, no sabes si el teléfono que suena es el tuyo, no recuerdas si llevaste el bolso verde o rojo ese día…fueron tiempos muy difíciles para mí. Agradezco de todo corazón a mis amigos y a mis hermanas Jonaticas. Sin ustedes, tal vez seguiría siendo un zombie. No les prometo ser 100% alegre, pero ya estoy en ‘’rehabilitación’’. Tengan paciencia, pronto volveré a llenarlos de reseñas sobre mis días de pocas horas. Un beso.
Se despide, La Jonatica Universitaria