Tinta mía, tinta únicamente mía.
Tinta mía, falta poco para tenerte conmigo. Quiero darte de antemano la bienvenida a este desastre que es mi cuerpo y que soy yo.
Tengo más de 3 años esperando por ti. Mis amigos de antes estarían consternados si supieran por cuánto te he añorado. Mis amigos de ahora son diferentes: de una u otra forma también te esperan.
He escuchado hasta el cansancio que muchos se arrepienten de tenerte en sus vidas, que les has robado oportunidades, que se sienten menos, que quisieran que te marcharas y otras cosas más. Lamento decirte que sus voces nunca se callarán, pero tendrás el apoyo de otros que mucho te sabremos apreciar.
Mi pluma no es algo que se me haya ocurrido hace dos horas, sino desde antes de saber que eso sería. Quiero verla todos los días y llevarla conmigo a cada lugar porque representa lo que soy y lo que quiero ser.
Mamá, prometo no quejarme jamás contigo por la decisión que ya tomé. Este es uno de esos pasos a la madurez de los que tanto habla la gente. Soy capaz de tomar una decisión y vivir con ella.
Papá, espero que puedas volver a mirarme a los ojos después de bajar tu mirada hacia mi auto-regalo. Recuerda lo que me has repetido hasta el cansancio: ‘‘cada quien es dueño de sus actos, por lo tanto es dueño de sus consecuencias’’.
Hermano, no te diré jamás que es algo horrible que no espero que te hagas, pero sí te diré que no es una decisión que se deba tomar a la ligera.
A ti que todavía lo estás pensando: no te apures y piénsalo bien.
Que tu tatuaje jamás sea signo de rebeldía o de disgusto hacia una regla. La tinta vivirá contigo hasta tus últimos días, tus rabietas no.
Todos los días pienso ‘‘¿y si espero un año más?’’, ‘‘¿y si espero a irme de la casa?’’, ‘‘¿y si no les gusta?’’, pero no podía seguir pensando en los demás. Llegó la hora de afrontar realmente las repercusiones que tendría ser completamente lo que quiero ser.
La decisión está únicamente en tus manos.
La tinta no te hace menos.
Se despide, La Jonatica Universitaria