Tiempo.

26.12.2014 13:10

Todo es cuestión de tiempo. Las heridas se cierran solas, las sonrisas vuelven sin esperarse y los días, incluso los peores, solo duran 24 horas. La navidad no eran luces, arbolito, estrellitas, ni mucho menos regalos. Navidad era mirar a los ojos a tu familia y saber que, no importa qué hagas o qué pase, ellos siempre estarán ahí para ti.

Hay mucho que agradecer y poco que pedir en esta fecha. No lo vi cuando debía y mi madre me hizo darme cuenta de todo lo que hemos ganado este año.

- Mi hermano está completamente sano después de su operación hace tres años. El año que viene pasará a primer año de bachillerato.

- Mi papá ganó una mejor posición en el trabajo, una donde realmente explota su potencial y no es confinado a un escritorio en una oficina compartida.

- Mi mamá está tramitando su jubilación. Justo en este momento, la gente se dio cuenta de lo importante que es ella y la calidad de persona que tendrán que buscar para reemplazarla (aunque sea imposible).

- Terminé otro semestre (con muchos tropiezos) y estoy feliz.

Mi novio me miraba a los ojos y me preguntaba ‘‘¿todo bien?’’ a lo que yo siempre respiraba profundo, me revisaba internamente y respondía ‘‘todo bien’’. Era nuestra forma de saber cuándo las cosas dentro de nosotros andaban revueltas y cuándo necesitábamos (casi siempre yo) un abrazo de esos que juntan tus pedazos.

Todavía me resultaba extraño llamarlo ‘‘mi novio’’, pero había descubierto una extraña fascinación por escucharlo decir ‘‘mi novia’’. Yo estaba con él, él estaba conmigo, estábamos juntos, ¿qué me interesaba ahora lo que pensaran los demás? Edward le dijo a Bella ‘‘ninguna medida de tiempo será suficiente contigo. Empecemos con para siempre’’ y nadie lo entendió, solo ellos. Yo solo lo quería por estas 24 horas (concepción propia de mi madre) y eso era suficiente. El ayer ya se fue, el mañana aún no ha llegado, preocupémonos solo por el hoy. Si él era un error, era uno muy bueno, debo decir.

Nunca creí que la felicidad de una persona dependiera de otra y descubrí que no es y jamás podrá ser así. Vivía en un estado casi aéreo: producía a cada rato, pero no era nada que debiera salir de mis cuadernos o notas; sonreía porque me sentía de ánimos para hacerlo, no porque tuviera que dar una sonrisa obligada… Los colores eran los mismos, pero los matices eran diferentes. Ahora todo era diferente. Yo cambiaba constantemente y eso era maravilloso.

No superaba lo mucho que agradecía a Dios por este año lleno de sorpresas. Hoy solo agradezco, no tengo la necesidad de pedir nada, solo salud.

 

¿Han escuchado a Golden Ganga? Háganlo, son muy buenos.

 

Se despide, La Jonatica Universitaria