Primera Vez.
Habían muchos tipos de ''Primeras Veces'', unas eran dolorosas, otras gratificantes y otras inolvidables...La mía estaba entre dolorosa e inolvidable.
Desde que había entrado al Horance solo había tenido problemas con una materia...pero ahora, por primera vez, reprobaría una materia en el primer corte. Si ya me ''mataba'' estudiando, ahora no sacaría jamás la cabeza de los libros.
Me deprimía de solo recordar aquello, una nota no definiría mi desempeño real en la materia (y me estaba esforzando garrafalmente), Teoría no era la materia más dinámica del mundo pero era algo que, al menos por un semestre, debía interesarme y hacía mi mayor esfuerzo, solo que no entendía el por qué de aquellas notas tan deficientes.
Mis días marchaban lentos y rápidos, estaba enérgica y dormida, habían días en los que parecía un zombi deambulando por los pasillos y otros en los que se notaba de lejos que venía debido a mi canto habitual o mis saludos poco usuales, mi vida era una montaña rusa de sentimientos.
El Horance era de esos que no cambiaba, no existía un cambio notable que se viera conforme pasaban los días, todo era monótono y, a veces, hasta aburrido. La novedad era que, a una cuadra de la universidad, en un lugar que muchos frecuentaban, había robado a todos los que comían en el lugar, celulares, laptops, teléfonos inteligentes, TODO se lo habían llevado...Y Daniela estuvo a un paso de ir a comer allá.
El Elite era caso aparte, todos los días se libraba una nueva batalla, muchas veces contra nosotros mismo, pero eran de esas batallas que todos necesitábamos. Cada vez pasaba más tiempo allá y menos en el Horance, aprovechaba cada segundo libre para hacer más y más amigos, era una necesidad que se había desarrollado en mí no hacía mucho. Mike y yo nos habíamos vuelto casi inseparables, veíamos todas las materias juntos (Excepto Orientación y Taller de Comentario, yo no había inscrito esas dos). Se sentía bien contar con alguien como él, era extrovertido y muy sociable, siempre tenía algo que decir y además, para cerrar con broche de oro, leía tanto como yo, la lectura le apasionaba y, con ella, podía alejarse del mundo que lo rodeaba...lo mismo que me pasaba a mí. En uno de nuestros ratos libres él leía su libro mientras yo releía una lección de Morfo, en un momento (no supe cuándo) me pidió que leyera las últimas páginas de su libro, tal vez porque quería escucharme o solo para variar. Lo tomé y comencé la lectura, mis emociones lo shockearon momentáneamente y rodó sobre sí mismo para quedar frente a mí mientras proseguía, cada vez que detallaba una expresión él la hacía para entender cómo se sentía el personaje, la escena me enterneció en lo más profundo, jamás le había leído en voz alta a un hombre, en realidad, nunca había conocido un hombre al que le gustara tanto leer…al fin había encontrado un amigo con el que podía hacer una y mil cosas.
Me sentía cómoda en el Elite, siempre creí que estaría insegura las 6 horas de clases que pasaría allá, pero era todo lo contrario, a veces, hasta me sentía más segura que en cualquier otro lugar, compartía con personas que amaban la lectura tanto como yo, también con otras que, aunque no la amaran, comprendían lo mucho que significaba para mí, era casi un mundo perfecto.
Cada vez que me subía al micro del Elite al Horance era como hacer un viaje intergaláctico, cada universidad era un mundo, uno en el que la libertad de expresión al fin existía, las palabras eran globos de aire que volaban lejos y eran recibidos por otros que compartían tus ideas, unos días todo parecía gris, pero luego se aclaraba la mañana, el cielo resplandecía, incluso los colectores de los micros sonreían… Amaba esos días.
El Horance era otra cosa, sentía que era, más bien, un liceo de educación superior, si alguno de ellos pasaba al menos unos minutos en el Elite entraría en shock, ¿alguna vez conocerían los desafíos que implicaban ser universitario? Muchos se sorprendían cuando mencionaba la dualidad de mi educación, me miraban como si viviera con ‘’un pie’’ de cada lado de la frontera, la barrera que dividía a los humanos de los humanoides, a los de poder monetario y a los que no tenía mucho. Si los del Elite se sentaban a escuchar a un grupo ‘’descoserlos’’ probablemente terminaría en desgracia, los que estaban afuera, o miraban todo desde una perspectiva alejada, no entendían cuán difícil era para nosotros acceder a todas las facilidades que otros tienen, no es sencillo ignorar dónde estarás mañana, qué clases podrás ver, qué profesores volverán, no era nada sencillo pertenecer al selecto grupo que decide continuar aun cuando el mundo está en tu contra.
También había tenido otras primeras veces, primeras entrevistas donde yo había sido la redactora, otras en las que había sido fotógrafa y otras solo oyente, quería ver qué tan bien se desempeñaba mi grupo sin que yo tomara las riendas.
Mis diversos grupos amistosos eran algo fuera de serie, con ellos podía hablar de cualquier cosa que se me cruzara por la cabeza, hasta teorías extrañas sin sentido. Había amigos de antes, amigos de ahora, colados, agregados, aparecidos…amigos amigos amigos, todos eran diferentes, únicos y especiales.
¿Alguien sabía que en el Horance hay enfermería? Pues yo no lo sabía, y jamás iré. Acompañé a una de mis amigas a que la revisaran y verbalicé mi deseo de comer un poco de hielo, aquello le hizo creer a la enfermera que yo podía tener la extraña patología denominada pica, que consiste en un trastorno en el que la persona come todo lo que esta a su alcance, sin considerar el peligro que esto implique, se han dado casos en los que, los pacientes, han ingerido tijeras, algodones y metal, causando así su muerte… Sí, el hielo me matará -.-
También descubrí que puedo llegar a ser un potencial desastre frente a un micrófono, mi práctica de radio de esta mañana no salió como yo esperaba, pero tengo la certeza de que lo haré muchísimo mejor la semana entrante.
No los agobio más, dejen su huella en el libro de visitas, quiero saber su opinión acerca de mi alocada vida (:
Se despide, La Jonatica Universitaria