Perdida entre libros.

05.09.2013 23:48

Las clases en el Horance habían comenzado, mis nuevas 5 materias estaban esperándome pacientes, lo que me emocionaba y me llenaba de ansiedad, todo al mismo tiempo.

Mis vacaciones no suelen ser nunca como las de los demás. Se supone que se usan para descansar, irse de viaje o salir de fiesta de vez en cuando, todo lo contrario a lo que yo hago. Los días libres solo pueden llamarse ‘’días de lectura’’, son esas perfectas horas que solo le dedico a un libro, somos las letras y yo, como siempre ha sido. ¿Duermo? Claro que duermo, en algún momento debo recuperar energías ¿Como? Por supuesto que como, necesito proteínas. Duermo de más y como a deshoras, pero lo hago, solo que, mi prioridad, es leer.

Batí mi récord personal, de finales de Julio a finales de Agosto leí casi 30 libros, uno detrás de otro, unos más interesantes, otros en lo que reía, otros en los que lloraba y otros en los que dudaba si seguir leyendo o no. No fueron las mejores vacaciones, pero, para mí, fueron excelentes.

Al decir ‘’leí casi 30 libros’’ muchos pensarán que visité varias veces la librería, pues, lamento decepcionarlos, pero mi biblioteca ahora es virtual. Mi presupuesto no es muy alto y las librerías no están tan cerca de mi casa como me gustaría, pero lo manejo bien, como dice un amigo, ‘’ahí me las arreglo’’.

Volver a clases siempre era complicado, me acostumbraba a pasar días enteros en la cama leyendo hasta cansarme, comiendo cuando tenía hambre y bañándome cuando lo recordaba, el tiempo podía existir o podía no hacerlo, a veces, incluso, despertaba a las 2am y dormía una ‘’siesta’’ de 12pm a 4pm, era un horario de locos, sabía que mi reloj biológico protestaría en el preciso instante en el que me levantara temprano.

El primer día siempre era ese en el que nos presentábamos, era tedioso pero, casi siempre, era obligatorio. Mi horario era un tanto extraño, veía una materia del primer semestre (la única que me faltaba), tres del segundo y una del cuarto, en esa estaba sola, todos eran de semestres superiores y yo era la novicia a la que le habían inscrito una materia con personas que trabajan y son cabezas de familia… Fue un shock los primeros veinte minutos, pero luego me di cuenta que estaba entre varios de mis conocidos.

Mi materia ‘’fuerte’’ era la que veía en el módulo que quedaba fuera de la universidad, era una camino un tanto largo, sobre todo a las 4 de la tarde. Veía Ética, la profesora no era mala, aunque si nos dio escalofríos cuando entró, pero luego nos dimos cuenta de que solo era una mala primera impresión. Le gustaba escuchar las voces de los estudiantes y exigía que estuviéramos al tanto de algunas leyes, derechos y deberes. Sus clases serían dinámicas, ninguna clase de 4:30pm a 6pm debería ser excesivamente teórica o acabaríamos dormidos en los pupitres.

Informática era del primer semestre, casi todos eran nuevos y solo unos cuantos llevábamos uno o dos semestres cursados, el profesor hablaba mucho. Por casualidades de la vida, la primera clase habló sobre los bachilleres recién egresados y algunos casos que había tenido en los que, el alumno, no leía como correspondía, no sabía hacer tal o cual cosa extremadamente básica o había infringido tal o cual norma. Para explicar un punto sacó de su maletín un recorte de periódico algo viejo y leyó el autor: era nada más y nada menos que el Director de la Escuela de Letras del Elite. Conocía su columna y su forma de escribir, los ‘’puntos extras’’ se los ganaban aquellos que lo leían semanalmente, era normal vernos a todos sacando copias los martes para que todos lo tuviéramos y que, mágicamente, el profesor no se presentara el jueves.

Comunicación y Comunidad era del cuarto semestre, me habían asignado el mismo profesor que me había dado Sociología el mes pasado, pero hubo un problema y ahora estábamos ‘’a la deriva’’ mientras nos asignaban otro… Nada nuevo para ellos, algo cotidiano para mí.

Mi profesora de Oratoria me había dado Introducción y siempre nos había dicho que le gustaba dar esas materias porque eran muy prácticas, así que no había nada de qué preocuparse.

Y, por último, Taller de Redacción. La profesora era una de las mejores y una de las pocas de las que había escuchado solo cosas buenas desde el principio. La materia prometía gustarme, tenía mucho que ver con escribir y corregir, las dos cosas que más se parecían a mí de toda la carrera, este semestre venía con todo.

También estaban los asuntos fuera del salón, como los amigos. Mi grupo no me abandonaba y, aunque fuera la única en ver todas las materias de tarde, siempre encontraba un rato para ellos, así fuera solo media hora mientras comíamos. Hasta ese primer almuerzo juntos no me había dado cuenta cuánto los había extrañado. Una de mis parejas favorita se había mudado a una casa cercana, eran de lo más adorable. Mi Shal ahora tenía novio y ponía cara de tonta cuando hablábamos de él, se veía muy feliz. José David también tenía algo con alguien y lo veía muy contento con eso. Todos iban acomodando sus vidas y eran felices con eso, mientras otros seguíamos viviendo en el caos, pero lo disfrutábamos.

Parte de pertenecer a un grupo mixto es darte cuenta que no todo está hecho para todos, conozco personas que tienen una pareja un año mayor y otros que casi alcanzan la década de diferencia. Entre gustos y colores…

 

 

Para ti que me lees, para ese lector fantasma que todo escritor tiene: cada día es una oportunidad para equivocarse y cada noche es una oportunidad para enmendar el error.

 

Se despide, La Jonatica Universitaria