Madurez, Choque con la Realidad o Algo así.

29.05.2013 20:18

Madurez… Todos hablan de ella, ¿pero quiénes los hacen con conocimiento?

Uno puede madurar de muchas formas, puedes dejar de jugar o simplemente ocultar tu niño interior hasta estar a solas con él, es algo personal y único, nadie puede darle una calificación a la madurez de otro sin habérsela dado antes a sí mismo.

Madurar es dejar de creer que, si juegas Sara Sarita, debes arrojar a la basura las monedas, es empezar a guardarlas para pagar el micro, el carrito o parte de tu desayuno sin importar qué pueda ‘’perseguirte’’ después.

Es dejar de rayarte los brazos para comenzar a guardar notas en tu celular, grabar a tu profesor en una charla para luego tomar apuntes, es destacarse y tener la mejor libreta del curso.

Siempre he creído que la madurez es algo relativo, para los demás, el que admira la belleza y halaga cada detalle de un día maravilloso es un niño, para mí, es el niño más hermoso de la tierra, un adulto con alma de niño vale más que miles de amargados, un adulto que sepa admirar los pequeños detalles de la vida vale su peso en oro.

La universidad cambia a las personas, el contraste entre un liceo privado en el que todo estaba estrictamente controlado y una institución donde entras y sales sin que nadie se preocupe por ti…es difícil los primeros días, luego te acostumbras.

En el Horance, por ser privado, no todos se han despegado del estereotipo ‘’liceista’’, se han desinhibido pero siguen siendo esos que su padre/madre aún tiene bajo sus alas, esos que se duermen temprano mientras sus padres terminan los detalles de un trabajo, los que entran a clase esperando que la puerta se abra y aparezcan ellos con la carpeta y su trabajo finalizado… Todo lo contrario al Elite, ni siquiera el primer día mi padre fue conmigo, mi madre moría por dentro pero sabía que era lo mejor, nunca me había sentido cómoda estudiando en un liceo privado, lo mío siempre había sido la gente humilde y realista, los que luchaban por mantener sus notas, a los que les daban las 2am redactando un informe, esos son los que considero amigos.

Madurar también es saber ponerte límites, saber hasta dónde quieres llegar, físicamente, con alguien, si antes era ‘’ya yo he besado a 3 y tú a ninguno’’ ahora era ‘’yo me he acostado con 3 y tú aún eres virgen’’, la presión social se ha vuelto cada vez más y más constante, tanto, que está amenazando directamente a los más tímidos, ¿cuántas veces no he escuchado que si un hombre es virgen a los 18 es porque no le gustan las mujeres? No quiero alarmarlos o asustarlos, pero uno de mis amigos casi hermano es gay y a los 18 ya llevaba a algunos en la lista. Tu edad jamás definirá quién eres, el número de personas con las que te hayas acostado jamás definirá qué tan hombre o mujer eres, solo tú puedes moldear tu forma, eres el artista de tu vida, moldéate como a ti más te guste, no uses el molde de los demás, uno hecho por ti siempre será más hermoso y especial.

Nadie dijo que la vida sería fácil, cuando éramos pequeño queríamos crecer, ahora que somos grandes queremos volver el tiempo atrás, ¿quién olvida las tardes en el parque? ¿Los raspones provocados por las bicicletas? ¿la emoción del 25 de diciembre o del Ratón Pérez? La vida no era más sencilla, solo ignorábamos todo lo malo y le dabamos un espacio privilegiado a los placeres de la vida, llenábamos nuestras camisas de helado de chocolate mientras mamá corría con una servilleta y una nueva muda de ropa, ¿a cuántos no nos culpaban por cada caída que tenía nuestro hermano o hermana? Primero lloraba, pero poco después estaba riendo a nuestro lado, esa es la infancia que no todos recuerdan pero que sí tuvieron, hace muchos años alguien me dijo ‘’Si no recuerdas mucho de tu infancia y, cada vez que tratas de recordar, tus papás sonríen, tuviste la mejor de todas’’, pues, gracias a Dios, mis papás sonríen y cuentan anécdotas de cómo mis ocurrencias hacían, a más de uno, doblarse de la risa.

Madurar es, muchas veces, darte cuenta de que tu actitud debe cambiar, a veces debes guardarte algunas emociones y disfrutar el momento portando una sonrisa enigmática, no sería nada profesional saltar sobre la mesa en una junta con ejecutivos.

Mi progreso es lento, pero seguro. Aunque mi ropa y mi forma de hablar den una vaga idea de cuántos años tengo, al momento de entrevistar a alguien doy un giro de 180°, mi ropa desprende elegancia y mis palabras una profesionalidad que guardo especialmente para esos casos, nadie le concedería una entrevista a alguien que anda en shorts y sandalias, así como nadie se la negaría a alguien que lleva pantalones largos y unos Arturo Vittale,

Vive tu vida como si nadie te mirara, vive como murieras mañana y aprende como si vivieras para siempre.

 

Se despide, La Jonatica Universitaria