La gente cambia y las promesas se rompen.
El título es una frase de la canción ''Take a Breath'' (Toma un respiro) de los Jonas Brothers.
No entendía cómo Michael había cambiado tanto, parecía que las que tenían el cromosoma X desataban una extraña conducta en él, nunca lo había visto tan abnegado a algo o alguien, ni siquiera al género musical que tanto adoraba. Era como si el mundo exterior hubiera desaparecido para él, sus ojos solo se dirigían a ella y sus versos llevaban su nombre en tinta indeleble, yo me había marchado con todo lo demás, ya no existía esa amistad que tanto defendía... Era como si nunca hubiera existido.
Tenía un nuevo corte, sus lentes no eran los mismos y solo su lunar era reconocible, lo demás... no sabía qué era, pero sentía que ese no era el cuerpo del que consideraba mi amigo.
Lo mismo pasaba con Mike, mi amigo del Elite, desde que estaba con la chica, que cambiaba de más de cabello que de ropa, no recordaba a la que le aclaraba las dudas antes de comenzar clases.
Sentía que perdía a los dos primeros amigos que había hecho en el Horance y el Elite... Dolía, pero se me pasaría, total, más amigos vendrían luego.
Ahora conocía más a fondo a Leandro, un estudiante del T.S.U. en Artes Audiovisuales, su compañía siempre era bien recibida y sus ocurrencias hacían reir a cualquiera, sobretodo a mí. Su cumpleaños estaba a dos meses de distancia y haría una fiesta a la que todo mi grupo estaba invitado, solo había un detalle: Mis papás querían ir conmigo. La alternativa no estaba siquiera en consideración, eso no existía, las burlas del bachillerato no serían NADA comparadas con las universitarias, tendría que pasar el resto de mi carrera con una bolsa de papel en la cabeza. Sabía que no vendría de mis amigos, pero si de los muchos otros que veían clases conmigo, no me avergüenzan mis padres, pero hay cosas que debo hacer sola y esta es una de ellas.
Si bien era cierto que a sus ojos todavía tenía 11 años y entraba a 1er año de bachillerato, ya era hora de que abrieran los ojos y se dieran cuenta de que la pequeña había crecido, ya no era tan influenciable y sabía lo que quería y dónde estaba parada... Ya era consciente de lo que ocurría a mi alrededor y, aunque aún no contara con la mayoría de edad, sabía defenderme mejor que muchos mayores.
Se acercaba el final del semestre en el Horance, los profesores daban por terminadas las materias y dejaban que nos marcharamos felices y contentos a casa, ya era tiempo de unas merecidas vacaciones. Como en todo, siempre había una excepción y su nombre era Mireya Contreras, mi profesora de Teoría, una mujer que presumía su trabajo en otra institución de altos ingresos y sus familiares en el exterior, no tenía nada en su contra, solo en contra de su materia, Adorno, Hubermas y la Escuela de Frankfurt eran nombres que jamás olvidaría, detestaba la exigencias de una materia como esa, con Lingüística General (Elite) era diferente porque sus autores me llamaban la atención, con Comunicación era distinto, a veces creía que me hablaban en otro idioma.
Sociología había sido de mis preferidas y la nota más alta, Orientación la seguía. Introducción era una montaña rusa, a veces estaba en la cima y a veces en el fondo, pero no me iba mal. Y después Teoría, mi peor pesadilla escenificada.
El Elite estaba a solo unos días de llegar a un acuerdo en cuanto a economía y eso representaba un alivio, debíamos volver a clases, el Verano peligraba seriamente y muchos contabamos con él.
A fin de cuentas, mis días se volvían más cortos y mis clases más largas, era algo difícil de explicar pero así era. Las siguientes dos semanas sería madre de mi hermano, mi mamá haría un viaje de negocios y yo tomaría las riendas del hogar, con ayuda de mi padre, y cumpliría el deseo de mi hermano de visitar el Horance, con el Elite aún tenía mis dudas, no sabía si estaba listo para una exposición tan agresiva, así que optaba por la más segura, solo esperaba que no se asustara por los extraños especímenes que encontraría deambulando por el Horance...
Se despide, La Jonatica Universitaria