Hola de nuevo.
‘’La vida es eso que pasa mientras persigues a un profesor para que te dé tus notas’’
Primero, quería disculparme con ustedes por haber desaparecido estos últimos meses. Muchas cosas han cambiado y otras han permanecido iguales, pero yo no soy la misma.
Perdí mi trabajo por exactamente un mes y tres días. Los rollos personales no son cosa de telenovelas, ocurren más a menudo de lo que creen. Trabajo es trabajo, mantengan eso en mente. Ahora, soy la suplente; si alguien falta, ahí estoy. En este momento, estoy cubriendo la jornada completa y es extenuante, pero vale la pena.
El dinero nunca fue mi prioridad. Como se lo expliqué una vez a mi empleador, yo no necesito el dinero, yo necesito trabajar. Trabajar es saber que te ganaste el dinero con el sudor de tu frente y que nadie te está regalando nada.
El Elite al fin llegó a término de semestre. Aunque todos digan que promedio de 18 es bueno, sigo diciendo que morfosintaxis II debió tener un 19 o un 20, al menos. Fue un semestre tórrido pero tuvo sus altas también, no solo bajas. Di clases particulares de morfo en mi casa, gané un dinero extra por eso, Eymmy se empezó a sentar con los de semestres superiores, Michael perdió 2 materias, Maibeth sacó 19 en morfo, María Carolina pasó morfo… Todos tuvimos días buenos y malos, pero los superamos.
El Horance es cada vez más pequeño, a veces siento que las paredes se cierran a mi alrededor. Si quería morir con el promedio del Elite, con el del Horance estoy al borde del acantilado lista para lanzarme. Mis profesores de este semestre vinieron ‘’cortando rabo y oreja’’; solo he conocido a 3 personas que han mantenido su promedio, pero el resto de nosotros está al borde de la histeria.
Mi profesor de redacción de noticias resultó ser un aliado imprevisto. Pocos comunicadores sociales se mantienen al día con las actualizaciones de la Real Academia Española… él es uno de ellos. Gracias a eso, logré acercarme más a él y todas mis dudas fueron respondidas. Me sorprendí cuando me dijo que, de tener un periódico o revista, me llevaría con él sin dudarlo ya que sabía, por sus años de experiencia, el talento que yo tenía. Esto salió a colación cuando escuchó que había pensado abandonar la carrera. No todos los profesores quieren que sus salones estén llenos de gente pero vacíos de personas.
Y luego está semiótica. Oh, semiótica. Si nombras a la profesora en los pasillos, tienes truenos y relámpagos asegurados. Sus clases no son malas, pero digamos que no tiene los mejores promedios de la universidad.
Volver a escribir no es fácil para mí. Dejar que todo fluya frente a una hoja y un lapicero o un teclado volvió a ser mi talón de Aquiles. Puedo terminar diciendo cosas que no esperaba o revelar detalles que no sabía que conocía. Pero, aun así, esto es mi vida.
Se despide, La Jonatica Universitaria