De vuelta.

15.09.2013 23:04

Ésta semana ha sido excesivamente complicada. El Elite volvía a la pelea y ahora mi existencia se enredaba un poco, era algo difícil pero amaba volver al ‘rodeo’.

Siempre he dicho que el Horance era un buen lugar, pero no me sentía totalmente yo cuando estaba allá, y ya me había dado cuenta por qué. Ni bien puse un pie en el Elite ya estaba riéndome a carcajadas y contando mil anécdotas sobre mis ‘largas vacaciones’ y escuchando otras tantas de los demás, no eran mis amigos (solo algunos), pero eran buenos conocidos.

Las clases eran algo así como cuando alguien adelanta la película, debíamos correr y ver todo el contenido en solo 2 meses, esto prometía ser algo difícil.

¿No les ha pasado que una acción les cambia el día? A mí sí.

Al pertenecer a una ‘Asociación Civil’, en vez de a un simple club de fans, debíamos hacer labor social unas cuantas veces al año, y, en esta oportunidad, me sentía de maravilla con lo que nos había tocado. Eran 3 fundaciones: una era ‘Tapas por Vida’, otra ‘Asodepa’ y, por último, un asilo. Las actividades de estos 2 últimos se realizarían en 2 días, mientras que para ‘Tapas por Vida’ debíamos recoger el mayor número de tapas de plástico posibles, ya que con ellas podría realizársele quimioterapia a los niños con cáncer. Nos habíamos dedicado de lleno a la tarea desde el principio. Cada vez que salía a la calle revisaba las esquinas de las aceras, unos botes de basura (por encima) y las mesas de los puestos de comida, no iba a la cabeza pero tenía un buen número. Mi mejor amiga decidió secuestrarme un sábado por la noche para ir a comer helados cerca de mi casa y, como ya venía haciendo, no pude evitar acercarme a una mesa para pedir la tapa que había visto de lejos. La niña que estaba comiendo un helado de vainilla me miró y me preguntó si era para la fundación antes mencionada, a lo que respondí con una sonrisa que sí, la mamá la miró extrañada y ella le explicó el propósito de la fundación, logrando así que me fueran entregadas las 3 tapas en uso de la mesa. Le agradecí a las 3 personas que me las dieron y volví con mi amiga, no superaba que una niña de la edad de mi hermano menor supiera de aquello y me entregara la tapa como si esa fuera la que le salvara la vida a alguien cercano a ella… Son una de las maravillas de la vida que no pueden explicarse y esperar que todos lo entiendan.

Me había vuelto la ‘chica tapas’, todos sabían que las recogía pero pocos sabían para qué, así que recibía mucha ayuda, lo cual nunca estaba de más. A veces me preguntaba qué pasaría una vez que la jornada terminara…

Últimamente la universidad no me deja mucho tiempo para pensar, es por eso que he perdido la continuidad de las entradas, pero siempre estoy maquinando algo, he pensado tratar uno que otro tema pronto, solo debo prepararlo bien (como mi charla de Oratoria, que aun no he preparado).

 

Carpe diem.

 

Se despide, La Jonatica Universitaria